El viaje ha sido largo. Toda la noche en ese autobús en el que apenas puedes cerrar los ojos. A través de sus ventanas, corre el paisaje, cada vez más montañoso. Mis yemas, mi mejilla apoyada contra el cristal, percibe el frío que en el exterior todo lo envuelve. Tú... Vienes en mi.. Mientras yo, viajo rumbo a ti...
Cuando ya se percibe esa claridad en el horizonte, previa al amanecer, nos detenemos en ese pequeño lugar, de nombre impronunciable para mis labios, pero que en los tuyos, adquiere esa bonita sensualidad que tú le das...
Con mi pequeña mochila a la espalda comienzo a caminar... Mis piernas, mis pies se recuperan de esa quietud, de las horas sentado, apretado, encogido... Observo la pantalla de mi móvil dejándome guiar por él entre esas pequeñas calles, bajo el encanto de ese pueblo que comienza a despertar...
Las primeras gentes, bajan a la calle, se percibe el aroma a pan, a café. Se escucha el sonido de las persianas de las casas, de los locales que poco a poco abren sus puertas... Mi pasos, lentamente, me van acercando a ti... La gente pasa a mi lado, y los escucho hablar, saludar, en ese idioma que no comprendo, ese que tanto te gusta, ese que dominas ya y que ahora te dedicas a perfeccionar...
Ese idioma me lleva sin remedio a ti, a tu voz, a la sensual melodía de tus susurros... Y pienso, que hoy, deseo me hagas el amor así, en ese idioma que aquí todo lo envuelve, del que deseo traducir cada caricia, cada suspiro, cada beso, cada deseo...
Llego a esa calle, desde la que puedo contemplar esos grandes ventanales que me has mostrado... No me cuesta identificar el lugar. La luz de la mañana comienza a incidir sobre la fachada, y puedo distinguir las cortinas tras los cristales... Sé que me esperas, y de repente, tras una de ellas, te veo... Te observo asomar envuelta en ella y no puedo evitar imaginarte desnuda, junto a esas sábanas, de pie enredada en las cortinas...
Tus ojos, se cruzan con los míos... Y puedo verte sonreír como yo sonrío... El deseo de ti, de tu piel, despierta en mi, bajo la ropa todo arde en mi, arde en deseos de tocarte, de rozarte, de besarte... Sin dejar de mirarte, continúo andando hasta llegar a la entrada. Mi mano se posa sobre la puerta y los nervios y el deseo, me envuelven ya de ti... Entro, la puerta cae a mi espalda, y a la vez que escucho su chirrido, camino rumbo a la escalera... Rumbo a tu piel... Lento voy subiendo por ellas sin saber exactamente donde está tu puerta, pero te escucho, escucho como una de ellas se abre, levemente...
Permanece quieta, abierta esa rendija, en silencio... Con cierta timidez, me acerco despacio y la empujo. Se abre poco a poco dejando que mis ojos observen la estancia, esa sala, sus altos techos, su decoración, la mesa, el espejo, las sillas... En medio, cerca de las ventanas, esas grandes ventanas, tú... Tu piel... Tu mirada que siento recorrerme con deseo... Con el mismo deseo con el que yo, te deseo...
No puedo apartar la vista de ti a la vez que mi mano cierra la puerta, mientras dejo caer la mochila al suelo, mientras abro mi chaqueta y la voy apartando para también dejarla caer al suelo... Mis pasos me acercan a ti cada vez mas y tú, quieta, observando, me esperas...
No estás desnuda... Tu piel se envuelve de una suave gasa tras la que tus formas, se dibujan, bajo la que puede intuirse tu lencería, esa preciosa lencería que siempre adorna tu preciosa piel... Mis manos se extienden para tomar tu cintura mientras las tuyas, buscan mis hombros... El instante, siendo rápido, parece lento, detenido... Y es en medio de él, cuando por fin, tus labios se pegan a los míos, se funden en mi...
Un (Te) beso largo, lento, húmedo... Que nos deja probarnos, sentirnos, saborearnos... Un beso suave, líquido que se acompaña de caricias, de ese abrazo que te rodea, que te alza, que te sostiene... En medio de una danza que nos hace desplazarnos por la estancia... Siempre, bajo el cálido roce de esos rayos de sol de la mañana que se cuelan, traviesos, entre las cortinas...
Mi voz, susurra el deseo que contiene... El deseo de tenerte, de sentirte... El deseo de hacerte el amor... El deseo de escucharte latir en ese melódico lenguaje que tanto disfrutas y te gusta... Lo hace a la vez que mis manos sin orden te recorren, ansiosas por sentir tu piel, por contener tu piel en mi... Mientras las tuyas, también, se abren paso entre mi ropa...
He venido hasta aquí para sentir como me haces el amor... Para entregar mi piel a tu piel... Para fundirme en ti, contigo... Para escuchar de tus labios cada caricia, para escuchar mi nombre entre ellos... Para sentir como tu cuerpo se altera y se entrecortan las palabras... Para beber de ti... Para besarte... Para aprenderte... Para encadenar placer entre tus muslos... Para beber de tus yemas ese líquido elixir que emana sin control de ti... He venido aquí para hacerte sentir placer conmigo, placer en mi... Para inmortalizar tu piel fundida a la mía... Para perderme en tus fantasías y las mías... Para ser cómplice de tus travesuras... He venido aquí porque el deseo me puede y deseo que en ti, desborde sin límite...
Y aquí, ahí, en ti, deseo detener el tiempo... La mañana que se hace tarde para terminar siendo noche y de vuelta al amanecer... Tiempo para tu piel, para sentirla en mi, para hacerme sentir en ti... Para observarte y escucharte mientras te envuelvo...
Tú en mi... Eres eterna...
Tu piel en mi...Es pura belleza... Sensualidad...
Yo en ti... Soy...