Sabes, que mi deseo no tiene barreras, límites... Que disfruto del placer de colarme en todo, todo lo cotidiano... Y en ese instante, también deseo colarme... Deseo acompañarte, desnudarte despacio entre susurros, ayudarte a tumbar, a recostar, a colocar en la postura más cómoda... Esa que además, te permita mirar, mirarme, observarme hacer sobre tu piel posando tus ojos en mi y en ese reflejo, ese que te deja componer ese instante...
Sabes... Que deseo hacerlo... Que deseo tu piel encendida, cargada de ganas, de deseo de sentir, de sentirme, de sentir mis yemas extender ese gel que poco a poco se hará espuma a la vez que alguna de mis yemas, más traviesas, se pierda en ti, en rondar tus más íntimos rincones... En sentir ese deseo líquido que deseo mi presencia, te provoque... Sin remedio... Sin límite... Sin poder ni desear contener... Ese líquido, me pertenece, me alimenta, calma mi sed, hidrata mi piel, me inunda de ti... Me invade de ti, de tu sabor y tu aroma... Y ahora, justo ahora cuando delicadamente me dedico a tu piel... Te deseo fluir sin límite, quieta pero incontroladamente extasiada, suspirando a la vez que se escucha el sonido de tu piel...