Tú... Estás llena de ellos... Rincones cálidos y suaves en los que esconderse, refugiarse, perderse... En los que dejarse abrigar, en los que detenerse a sentir, a sentir su calor, su cálida caricia, su abrigo... Tú eres mi lugar secreto, el más hermoso de los jardines, el lugar más acogedor en el que se puede estar... Detenerse en ti es sentir la calma, la caricia, la comprensión, el mimo, la complicidad... Intimidad... Y en medio de esa intimidad también habita ese otro secreto, el de tu piel envuelta en esa lencería, el de tu deseo, el de toda tu sensualidad, tu sexualidad desatada y desenfrenada, entregada sin límites en mi... Entregada a sentir, a hacer sentir, a provocar, a transmitir, a inventar, invadir, y explorar, a dejarse explorar...
Y yo... Solo puedo rendirme a ti, a todos tus lugares... Solo deseo entregarme a sentir en ti, de todas las maneras que imagines, que imaginemos... Y en medio de esos lugares solo puedo pensar y sentir, cuan afortunado fui de encontrarte, de tenerte, de saberte, de habitar en tu piel fundido... Y entonces, solo puedo sonreír...