Me invades de ti, de tu piel, de tu voz, de tu aroma...
Me invades la piel de deseo, de ganas, de hambre... De sed... De esa sed que no cesa, que aumenta, que de ti se alimenta...
Me invades de besos, de tus besos, de tus labios carnosos recorriendo mi piel, descubriendo mi piel, explorando cada poro de mi...
Me invades la piel de caricias, las de tus yemas, las que me recorren, las que me desnudan, las que me abrigan, las que me provocan la piel...
Me invades la piel de ti... De tu sensualidad, de tu belleza, de la voluptuosidad que escondes bajo la ropa, entre los encajes de tu lencería, esa lencería...
Me invades la piel con tu deseo... Con cada gota de él, con cada latido, cada suspiros, cada gemido que resuena en mi como la más dulce de las melodías...
Me invades... Y yo, solo deseo dejarme invadir de ti...