- Que hora es...? Preguntaron mis yemas...
Y en mitad del silencio comprendí que no importaba la hora, ni el día, ni el lugar... Que cada amanecer, extraño y a la vez siento tus yemas en mi, te siento en mi... Cada atardecer... Cada anochecer... En cada madrugada... En cada reflejo... En tantos y tantos cotidianos momentos... En tantos y tantos, íntimos instantes... Siempre estás...
Pd. Si, lo sé... Debería estar, en silencio...