Sé que puedes, verme... Sé que eres capaz de verme, de verme cada amanecer, cada uno de esos en los que tú y tu piel, me alteran, me despiertan, me despiertan la piel y el deseo, las ganas, la sed... El hambre... Ese hambre de ti que no tiene límite, que no se calma, que no cesa de aumentar... Mi deseo, es insaciable y se alimenta de ti... De tus labios, de tu mirada, de tu voz, de tu susurro, de ti...
Sé que puedes, verme crecer... Tu sola presencia me provoca de ese modo... Mi sexo, contenido entre mi lencería, bajo mi ropa, desea asomar, salir... Deseo mostrarse a ti si pudor, sin vergüenza, venciendo esa timidez que otras veces me bloquean, me impiden hacer o decir... Esa que en ti, contigo, desaparece... Porque en ti mi piel se libera, se entrega envuelta en tu deseo, contenida entre tus yemas, entre tus labios...
Sé que puedes, verme... Entre reflejos, entre todos ellos, aquí o allá, en casa o en la oficina, bajo el agua o sobre las sábanas, en el baño de ese bar o en el probador de esa tienda... Sé que puedes y yo, deseo que hacerlo, te haga estremecer... Así, sin más, que haga que el deseo inunde tu piel, inflame tus senos, endurezca tus pezones... Te haga humedecer primero para brotar con abundancia... Porque ese deseo líquido, me pertenece, es el más intenso de mis placeres... De él, me alimento a la vez que deseo aprenderlo, aprender su sabor en cada momento... Para saber, saber cuando detenerme, cuando insistir, cuando profundizar, cuando quedarme entre sus labios, cuando atrapar tu inflamado clítoris... Deseo aprender el modo de hacerte morir... Morir de placer en mi... Y con tu placer, con ese placer líquido, me harás morir en ti... Porque tu Placer... Es mi placer...
Sé que puedes... No dejes, de verme... De sentirme.. De estremecerte en mi...